Después sus ojos oscuros se posaron sobre los mios.
Él desvió la mirada rapidamente, aún más de prisa que yo, ruborizada de vergüenza. Su rostro no denotaba interés alguno en esa mirada furtiva, era como si mi compañera hubiese pronunciado su nombre y él, pese a haber decidido no reaccionar previamente, hubiera levantado los ojos en unainvoluntaria respuesta.
Avergonzada, la chica que estaba a mi lado se rio tontamente y fijó la vista en la mesa, igual que yo.
Stephenie Meyer, Crepúsculo, Capítulo uno: Primer Encuentro, Fragmento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario